Zahara es un enclave de sosiego y de exorbitada belleza. Un paisaje que enmudece por sus playas de agua cristalina, y de arena blanca y fina, desde las que podrás vislumbrar el continente africano. Un lugar en el que el tiempo se detiene y la tranquilidad inunda todo el espacio. Nada más verla y ya entras en estado de relax. No me preguntes por qué, no se puede explicar. La misma sensación tienes cuando entras en Antonio, eso de estar como en casa y, a la vez, de vacaciones. Te pongo en situación: acceso directo a la playa, a un paseo de un pueblecito de apenas 1.300 habitantes en el que difícilmente hay casas con más de dos pisos, y un restaurante considerado como uno de los mejores de Andalucía en la planta baja.

Nuestra casa, tu casa, tiene dos edificios. Un hotel de 2 estrellas, de ambiente rústico y más familiar, y otro hotel de 4 estrellas más moderno, para los que quieren la máxima comodidad. Dos datos que lo dicen todo. Cada año se repiten casi los mismos visitantes y en julio y agosto conviene reservar.